La iglesia se encuentra cerca de Cambridge, en la parte central de la isla Norte de Nueva Zelanda.
No es el set de una película épica ni la adaptación de un cuento de Hadas, es el proyecto de Barry Cox, un hombre de negocio bastante devoto dedicado a San Basilio, se trata de un templo hecho literalmente de árboles, sus paredes son troncos y las verdes hojas sirven de tejado. En su interior caben 100 personas de las cuales 60 pueden estar sentadas y 40 de pié. Se necesitaron 4 años para culminar esta original obra de arte.
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| El tejado permite que la luz natural entre en el templo |
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| Vista aérea de la iglesia |
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| Detalle de una de las ventanas |
Fotos: Yahoo Noticias
Vista de la entrada principal del templo. Las paredes están hechas con Leptospermum macrocarpum, una variedad de árbol del té propia de Oceanía que tiene un follaje espeso y acaba adquiriendo un color parecido a la piedra. El techo es de aliso común, Alnus glutinosa, ya que sus ramas son muy flexibles y se adaptan bien a la forma de la cubierta.
Un paseo arbolado lleva directamente hasta el recinto. Esta no es la única iglesia del mundo hecha con árboles, hay otros ejemplos en Estados Unidos o italia, pero sí es la más compleja y elaborada.
Cox ha sabido utilizar la combinación adecuada de árboles para garantizar que la luz natural entre sin problemas en el recinto.
Detalle de una de las ventanas, forjada en hierro, junto a un banco para el público que asiste a las ceremonias. En el interior pueden caber hasta 100 personas. 60 de ellas sentadas.
Se han utilizado unas 4.000 plantas de todo tipo para formar el edificio. La labor de Cox a la hora de seleccionar las adecuadas por su tamaño (hay árboles de hasta seis metros de alto) y por su adaptación al terreno ha sido ardua.
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