Taboga: la musa del sonero

A 15 km de la famosa calzada de Ciudad de Panamá que lleva el nombre de Amador (El causeway) se encuentra una isla famosa por sus pintorescos atributos, no en vano el sonero del mundo halló en ella la musa para uno de sus más conocidos temas, sí, se trata de la Taboga. 

En Panamá tengo parte de mi corazón, amigos y anécdotas para toda la vida, una familia putativa que me recibió como uno más de los suyos por todo un año de estadía, es por ello que cuando se trata de hablar de Panamá suelo ser bastante específico, puesto que tuve la dicha de conocerla bastante bien y sobre todo de andar por los caminos verdes o de "Charcotear" como suele decir uno de mis grandes amigos panameños a quien apodamos "kike".

Taboga, es junto al Canal de Panamá la inversión de la que no te arrempentirás jamás cuando visites PTY, ¿Por qué digo inversión? Pues mientras que caminando o pagando un quarter en el metro bus o 35 centavos en el metro puedes moverte desde el Albrok Mall que es el centro comercial más grande de latinoamérica o desde el Causeway hasta las ruinas donde estuvo la ciudad hasta la invasión de los piratas durante la colonia para estas dos atracciones hay que irremediablemente pagar unos 15$ cada una, pero si has ahorrado en transporte durante toda tu estadía,   te has abastecido en los supermercados donde la comida es relativamente económica, no creo que cueste mucho desembolsillar unos dolarillos, al final habrá valido la pena y tendrás excelentes recuerdos de Panamá que a la larga es lo que cuenta, la colección de experiencias que alcanzamos en nuestro paso por este mundo.

¿Cómo llegar?

Los botes para Taboga salen desde el Causeway desde las 8:00 am. Es necesario llegar un poco antes sobre todo en las temporadas altas porque si no corres el riesgo de no abordar ningún viaje. Los boletos cuestan 15$ ida y vuelta (al menos eso costaba para finales de 2014) al momento de pagar te preguntarán la hora de retorno, lo que yo recomiendo es pedir regresar en el último bote, sale de la isla a las 17:30 aproximadamente, así tendrás tiempo de conocer la isla sin apuros. Si haces que quien te atienda sonría o que haga contacto visual contigo por más de 2 segundos puedes enviarme un e-mail en la sección de contacto de este sitio web, pues yo no soy precisamente introvertido y aún así fue como misión imposible. La atención al cliente no es uno de los atributos de Ciudad de Panamá, y el servicio de botes a Taboga no es la excepción, pero relax, recuerdas que andas en son de pasarla bien, no te dañes el viaje por cosas que no dependen de ti.

Después de abordar el viaje toma al rededor de 40 minutos, hay unos botes rápidos que pueden hasta recortar ese tiempo por un par de USD más, yo preferí el tradicional porque al fin y al cabo no tenía ninguna prisa ni intención de pagar más.

La primera impresión

Al llegar al muelle de Taboga todo comienza a contrastar con lo que hace minutos dejabas atrás, los pescadores, las señoras de la isla, los niños, todos sonríen, sin prisa, sin malicia y tratándote con una amabilidad que difícilmente encuentres en la ciudad, la gente de Taboga más que tratar bien al visitante parece quererlo convencer de no irse, es muy buena la vibra que se respira en ese lugar.

Muchas personas se bajan del bote y corren para tener un lugar privilegiado en las claras arenas, al este del muelle sin embargo vale la pena echar una caminata por la isla, justo al lado contrario, conocer lo más cotidiano del lugar, caminar por donde camina su gente.

Sra. Rita Sandoval. Habitante de Taboga

Así conocí a La Señora Rita Sandoval, quien nació y creció en la isla y hablamos por largo rato dentro de la iglesia acerca de la importancia de la isla, el como sus fuentes de agua dulce abastecieron por años a barcos extranjeros. 

A pocos metros de la iglesia hay una casa en ruinas, que en su momento fue el bar de la isla, y más adelante un par de hoteles, todo esto unido por una estrecha vía de concreto rodeado por flores silvestres de vivos colores y con el aroma del mar hace una especie ambiente que invita a soltar el estress.

Antiguo bar de Taboga

Por toda Taboga encontrarás capillas de vírgenes con flores, lo que nos indica que la población es mayormente católica, yo en lo particular disfruto del atractivo fotográfico que esto representa, ya que me parece que da una identidad especial al lugar.

Luego de caminar buena parte de la isla bajo el inclemente sol decidí buscar la playa, recomiendo la segunda, de fondo se ven los rascacielos de la ciudad (dependiendo de la marea) y el contraste puede resultar interesante,

entre las dos playas hay un camino que lleva a una suerte de islote cuando la marea está baja, pero apenas sube los salvavidas mantienen a las personas alejadas, pues la corriente que se mantiene en esta zona puede ser peligrosa y cíclica.

Precios en la isla

La verdad resulta bastante accesible comprar uno que otro bocadillo en la isla, como siempre mi recomendación es llevar tu guarnición, eso si, si eres de los que al escuchar "playa" inmediatamente piensan el "alcohol", mejor lleva dinero para que compres en la playa, porque el intentar pasar alcohol a los botes te puede causar un mal rato.

De regreso a la ciudad

Cuando ya te toque tomar tu bote lo recomendable es estar en el muelle media hora antes de lo acordado, y muy importante, conserva tu boleto para abordar sin problemas. Una vez en el causeway puede tomar el metro bus hasta la ciudad, el último pasa poco antes de las 19:00, o bien pagar un taxi junto a otras personas, en Panamá los taxis funcionan como pequeños autobuses, y es normal que te montes en un taxi y en la siguiente cuadra se para para montar otro pasajero, así que si elijes tu a tus compañeros podrás pasarla mejor que si montan más adelante un completo desconocido, solo se trata de ser un poco precavido (comprendan que soy de Venezuela).

Bien esto ha sido todo por ahora, espero sea de provecho este post y consideren visitar esta hermosa isla cuando pasen por Panamá, y si conocen a la familia Carrillo Caballero díganles que el chamo los lleva siempre en su corazón.

Yorwind Lisandro Brito